MATILDE estará sentada en ademán afligido; ATAIDE en pie algo separado de ella, observándola. | |
ATAIDE. | ¿Siempre llorando? La mortal tristeza, |
El amargo cuidado que en vos miro | |
Desde que a esta mansión os condujeron, | |
¿No darán al consuelo algún camino? | |
¿Ni este respeto universal que os sigue, | |
Ni el obsequio del Duque y los cariños, | |
Ni las galas, la pompa y las riquezas | |
Que halagan vuestros ojos de contino, | |
Os pueden distraer? | |
MATILDE. | ¿Pensáis, Ataide, |
Que puede acaso al sentimiento mío | |
Esconderse esta triste servidumbre | |
Entre un vano oropel que yo no admiro? | |
Ocho veces el sol ha iluminado | |
Las formidables torres del castillo, | |
Desde que en él, sin el amor de un padre | |
Y sin mi libertad, llorando vivo. | |
¿Qué intenta el Duque? ¡Oh Dios! |
martes, 22 de septiembre de 2009
TEXTO DRAMATICO
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