martes, 22 de septiembre de 2009

TEXTO DRAMATICO

MATILDE estará sentada en ademán afligido; ATAIDE en pie algo separado de ella, observándola.
ATAIDE.¿Siempre llorando? La mortal tristeza,
El amargo cuidado que en vos miro
Desde que a esta mansión os condujeron,
¿No darán al consuelo algún camino?
¿Ni este respeto universal que os sigue,
Ni el obsequio del Duque y los cariños,
Ni las galas, la pompa y las riquezas
Que halagan vuestros ojos de contino,
Os pueden distraer?
MATILDE. ¿Pensáis, Ataide,
Que puede acaso al sentimiento mío
Esconderse esta triste servidumbre
Entre un vano oropel que yo no admiro?
Ocho veces el sol ha iluminado
Las formidables torres del castillo,
Desde que en él, sin el amor de un padre
Y sin mi libertad, llorando vivo.
¿Qué intenta el Duque? ¡Oh Dios!

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